la actitud hacia la vida:
Entre algunas de las diferencias que tenemos con los animales (sólo algunas, penosamente, muchas de las veces), es que podemos contar con la inteligencia y la conciencia. Podemos saber y determinar situaciones y acciones de acuerdo a nuestras propias decisiones, sin tener que guiarnos tan sólo por el instinto (como los animales), sino que podemos utilizar nuestra capacidad de crear y transformar de acuerdo a nuestra propia decisión y conveniencia. Tenemos el gran don y capacidad de poder crear nuestras propias vidas y es justamente eso lo que hacemos todos los días: poner en juego acciones e ideas que determinan (y determinarán en su caso también), la forma y calidad total de nuestra vida misma.
A algunas personas, esas ideas y acciones los llevarán a resultados maravillosos, extraordinarios y gratificantes; pero para otros, sus ideas y acciones los llevarán a fracasos, frustraciones y problemas.
Pienso que el éxito o el fracaso no son un asunto de suerte, de relaciones, de circunstancias o cualquiera otra excusa o razón ocurrente. Creo que se trata de seguir un proceso de modelos y estructuras bien determinados y fundamentados, que vayan de acuerdo a la tendencia de nuestros objetivos e intereses.
Todos queremos buenos resultados en nuestras vidas, en nuestros hogares, en el trabajo, con amistades, otras personas, etc. ¿Y saben? El factor más importante para garantizar esos buenos resultados en nuestras vidas se llama: ¨Actitud”.
Pero… ¿qué es eso? Según la Real Academia Española, actitud es “la disposición de ánimo manifestada de algún modo. (Actitud benévola, pacífica, amenazadora, de una persona, de un partido, de un gobierno)”. Certero, válido y definitivo. Pero si pensamos en ideas y acciones, creo que la actitud sería la correcta suma de Acciones + Sentimientos + Estados de ánimo, que determinarán justamente las acciones, sentimientos y estados de ánimo de todas las personas.
La actitud es quien define lo que damos y lo que esperamos nos sea regresado. Si tenemos una actitud amistosa y cordial, esa actitud le dicta a toda aquella persona que entra en contacto con nosotros que esperamos algo parecido o igual de su parte. Tendemos a comportarnos conforme a nuestras expectativas y por ello los demás nos dan lo que esperamos que nos den (o al menos, eso deseamos).
La actitud es algo que podemos controlar. Podemos establecerla cada mañana al comenzar el día y seguramente las demás personas nos reflejarán de regreso la actitud que nosotros les presentemos a ellos. Es nuestra actitud hacia la vida lo que determinará la actitud de la vida hacia nosotros. Principio de causa y efecto. Todo lo que digamos o hagamos, causará un efecto.
Si estamos convencidos de ser felices y demostramos ser felices, los demás reflejarán ese estado de felicidad hacia nosotros y disfrutarán al estar junto a nosotros. Sencillamente, somos los únicos responsables de nuestras acciones y producimos causas todo el tiempo; las demás personas sólo pueden retornarnos el efecto correspondiente. Por eso es que nosotros determinamos la calidad de nuestras propias vidas. Obtenemos de regreso lo que reflejamos.
En el momento en que una persona cambia, de igual manera su entorno cambia también. Buena actitud = buenos resultados. Mala actitud = malos resultados. Así le damos forma a nuestra vida todos los días.
Quisiera dejar bien claro que no es tan fácil como se dice. Incorporar este nuevo hábito en nuestras vidas toma tiempo, pero una vez que conseguimos hacerlo, nuestro mundo cambia de manera importante.
Muchas personas no piensan en su actitud y sólo reaccionan y responden a cualquier estímulo con el que se encuentran. Si el estímulo es bueno, ellos lo reflejan igual. Si es malo, ellos lo reflejarán también. Por eso es tan importante controlar nuestras actitudes.
Si tomamos la actitud de derrota, de que no podemos lograr algo, generalmente no lo logramos. Los seres humanos podemos alterar nuestras vidas alterando nuestra “actitud mental”, programándonos en cierta forma.
Una buena actitud con respecto a la vida tiene dos ingredientes fundamentales: Gratitud y Expectativa. ¡La gratitud por vivir un día más! Todas las mañanas deberíamos levantarnos agradecidos por eso. Seguido, esperar lo mejor. Esperar cumplir los objetivos que uno se propone a diario.
Debemos entender que el mundo nos devolverá lo que le enviemos en forma de actitud. Es nuestra responsabilidad aplicar una buena actitud para poder esperar ese reflejo de regreso.
Es difícil convencer a las personas que el mundo que experimentan es un reflejo de su propia actitud. Toman muchas veces la actitud de que si la gente sólo fuera más amable con ellos, entonces ellos serían amables de regreso. Actúan como una persona sentada frente a una hoguera esperando su calor. Deben entender que hasta que no le pongan combustible ¡no habrá calor! Depende de nosotros el actuar primero. En algún lugar debe comenzar. ¡Que empiece con nosotros!
Es por eso que pienso que la suerte no existe… pero las oportunidades, sí.
Una persona puede ser muy eficiente en su profesión y/o trabajo, pero si la actitud correspondiente no está presente, entonces esa persona podría convertirse en un verdadero fracaso. Tiene la oportunidad para hacerlo bien y de la mejor manera. Sólo una persona con la actitud correcta puede hacer de un trabajo, si quiere, la más maravillosa de las experiencias. Su sentido humano puede lograr que ese trabajo o profesión tome vida propia. ¡Eso es lo que hace la diferencia!
La gente exitosa viene en todas las formas, tamaños, edades y presentaciones, pero tienen una cosa en común: esperan lo mejor de la vida y luchan y se brindan por conseguirlo. ¿Y saben? ¡Lo obtienen!
Nuestro alrededor es un gran espejo de nuestras ideas, actitudes y expectativas. Lo que obtenemos, es un reflejo de nosotros mismos y de nuestras acciones. Es por ello que hay que “reinventarse” a diario, renovarse y ofrecerse positivamente a la vida. Recordar que: “Nada puede cambiar hasta que no cambiemos nosotros”.
Cuando nosotros decidamos seriamente cambiar, nuestro universo cambiará. La respuesta está en la actitud que adoptemos… y ahí estará la gran diferencia.
¡Innovación y creatividad!
M.A.L.D.
http://issuu.com/desarrolloempresarial/docs/revista_marzo_2014
A algunas personas, esas ideas y acciones los llevarán a resultados maravillosos, extraordinarios y gratificantes; pero para otros, sus ideas y acciones los llevarán a fracasos, frustraciones y problemas.
Pienso que el éxito o el fracaso no son un asunto de suerte, de relaciones, de circunstancias o cualquiera otra excusa o razón ocurrente. Creo que se trata de seguir un proceso de modelos y estructuras bien determinados y fundamentados, que vayan de acuerdo a la tendencia de nuestros objetivos e intereses.
Todos queremos buenos resultados en nuestras vidas, en nuestros hogares, en el trabajo, con amistades, otras personas, etc. ¿Y saben? El factor más importante para garantizar esos buenos resultados en nuestras vidas se llama: ¨Actitud”.
Pero… ¿qué es eso? Según la Real Academia Española, actitud es “la disposición de ánimo manifestada de algún modo. (Actitud benévola, pacífica, amenazadora, de una persona, de un partido, de un gobierno)”. Certero, válido y definitivo. Pero si pensamos en ideas y acciones, creo que la actitud sería la correcta suma de Acciones + Sentimientos + Estados de ánimo, que determinarán justamente las acciones, sentimientos y estados de ánimo de todas las personas.
La actitud es quien define lo que damos y lo que esperamos nos sea regresado. Si tenemos una actitud amistosa y cordial, esa actitud le dicta a toda aquella persona que entra en contacto con nosotros que esperamos algo parecido o igual de su parte. Tendemos a comportarnos conforme a nuestras expectativas y por ello los demás nos dan lo que esperamos que nos den (o al menos, eso deseamos).
La actitud es algo que podemos controlar. Podemos establecerla cada mañana al comenzar el día y seguramente las demás personas nos reflejarán de regreso la actitud que nosotros les presentemos a ellos. Es nuestra actitud hacia la vida lo que determinará la actitud de la vida hacia nosotros. Principio de causa y efecto. Todo lo que digamos o hagamos, causará un efecto.
Si estamos convencidos de ser felices y demostramos ser felices, los demás reflejarán ese estado de felicidad hacia nosotros y disfrutarán al estar junto a nosotros. Sencillamente, somos los únicos responsables de nuestras acciones y producimos causas todo el tiempo; las demás personas sólo pueden retornarnos el efecto correspondiente. Por eso es que nosotros determinamos la calidad de nuestras propias vidas. Obtenemos de regreso lo que reflejamos.
En el momento en que una persona cambia, de igual manera su entorno cambia también. Buena actitud = buenos resultados. Mala actitud = malos resultados. Así le damos forma a nuestra vida todos los días.
Quisiera dejar bien claro que no es tan fácil como se dice. Incorporar este nuevo hábito en nuestras vidas toma tiempo, pero una vez que conseguimos hacerlo, nuestro mundo cambia de manera importante.
Muchas personas no piensan en su actitud y sólo reaccionan y responden a cualquier estímulo con el que se encuentran. Si el estímulo es bueno, ellos lo reflejan igual. Si es malo, ellos lo reflejarán también. Por eso es tan importante controlar nuestras actitudes.
Si tomamos la actitud de derrota, de que no podemos lograr algo, generalmente no lo logramos. Los seres humanos podemos alterar nuestras vidas alterando nuestra “actitud mental”, programándonos en cierta forma.
Una buena actitud con respecto a la vida tiene dos ingredientes fundamentales: Gratitud y Expectativa. ¡La gratitud por vivir un día más! Todas las mañanas deberíamos levantarnos agradecidos por eso. Seguido, esperar lo mejor. Esperar cumplir los objetivos que uno se propone a diario.
Debemos entender que el mundo nos devolverá lo que le enviemos en forma de actitud. Es nuestra responsabilidad aplicar una buena actitud para poder esperar ese reflejo de regreso.
Es difícil convencer a las personas que el mundo que experimentan es un reflejo de su propia actitud. Toman muchas veces la actitud de que si la gente sólo fuera más amable con ellos, entonces ellos serían amables de regreso. Actúan como una persona sentada frente a una hoguera esperando su calor. Deben entender que hasta que no le pongan combustible ¡no habrá calor! Depende de nosotros el actuar primero. En algún lugar debe comenzar. ¡Que empiece con nosotros!
Es por eso que pienso que la suerte no existe… pero las oportunidades, sí.
Una persona puede ser muy eficiente en su profesión y/o trabajo, pero si la actitud correspondiente no está presente, entonces esa persona podría convertirse en un verdadero fracaso. Tiene la oportunidad para hacerlo bien y de la mejor manera. Sólo una persona con la actitud correcta puede hacer de un trabajo, si quiere, la más maravillosa de las experiencias. Su sentido humano puede lograr que ese trabajo o profesión tome vida propia. ¡Eso es lo que hace la diferencia!
La gente exitosa viene en todas las formas, tamaños, edades y presentaciones, pero tienen una cosa en común: esperan lo mejor de la vida y luchan y se brindan por conseguirlo. ¿Y saben? ¡Lo obtienen!
Nuestro alrededor es un gran espejo de nuestras ideas, actitudes y expectativas. Lo que obtenemos, es un reflejo de nosotros mismos y de nuestras acciones. Es por ello que hay que “reinventarse” a diario, renovarse y ofrecerse positivamente a la vida. Recordar que: “Nada puede cambiar hasta que no cambiemos nosotros”.
Cuando nosotros decidamos seriamente cambiar, nuestro universo cambiará. La respuesta está en la actitud que adoptemos… y ahí estará la gran diferencia.
¡Innovación y creatividad!
M.A.L.D.
http://issuu.com/desarrolloempresarial/docs/revista_marzo_2014